jueves, 31 de enero de 2008

Mi mami, la escritora

Suelo definir a mi madre como una mujer intensa. Abogada de formación, en la vida real se desempeña como una especie de terapeuta gratuito que atrae consultas de la gente más disímil, en los sitios más inesperados. En la cola del banco, en el supermercado, esperando por algún trámite burocrático, seguro que a alguien -un total extraño- le da por revelarle en cinco minutos su vida entera de amores y desamores, y termina haciendo catarsis y terapia con mi mamá. Esa capacidad de relacionarse también se ve en todas las actividades extracurriculares que realiza, desde encabezar la junta de vecinos de su calle hasta realizar cursos de todo tipo. Tiene una extraordinaria capacidad de comunicación, pues.

Por supuesto que ese don que tiene de conectarse íntimamente con el entorno le ha permitido acumular un sin fin de historias y anécdotas que servirían de sólida base para una exitosa novela. Y no me extraña que algún día muy cercano la escriba. Por ahora, acaba de terminar -primera en su clase, por cierto- un Diplomado en Escritura Creativa en la Universidad Metropolitana. Ya tiene encendida la vena de escritora y así ha encontrado una excelente vía para plasmar para la posteridad tantos cuentos acumulados a lo largo de su vida.

¡Prepárate Gabo, que por ahí viene Ileana!

3 comentarios:

tony ruiz dijo...

Hola Walmig: te cuento que a lo mejor tu mamá escribirá un cuento sobre la visita que hicimos los dos en donde ella actúa cual Sherlok Holmes. Es muy agradable tu mamá, con ello se cumple eso de: "de tal palo a tal astilla". Saludos, Tony Ruiz

Ileana Hernández G. dijo...

Lo de intensa , creo que debe de ir acompañado con los siguientes adjetivos: vital, optimista, arreglalo todo o solucionadora, soñadora,llorona sin remedio de películas o historias, sensible y lo mejor y que además me encanta dramática y cuentera. Nunca un cuento contado dos veces es el mismo. Gracias por tu bello escrito. Es bueno saber la opinión de los hijos . TQM.

lenin pérez pérez dijo...

No hay una sola conversación que sostenga con tu mamá en que la que yo no aprenda algo.
Uno de estos días me dijo con su voz que es sugerencia y mando al mismo tiempo: "ese cuento tiene que terminar en clave de humor" y así lo hice: La escultura ciega, tuvo un sorpresivo Happy End. Hace poco me reto en público a escribir sobre una monja, queriendo que sacara mi versatilidad temática y que no me quedara "pegado" en crónicas citadinas; y no tienes idea de cuánto le agradezco el comentario.
En este sentido le tengo una SORpresa para cuando terminemos el segundo diplomado.
Le admiro mucho y estoy orgulloso de incluirme entre los Incoherentes Circulares, si ella está dentro.

Tremenda mamá te gastas, felicitaciones por eso.