sábado, 20 de octubre de 2007

¡Un litro de leche, por favor!

Para envidia del que lea esto en medio de lo que las futuras generaciones conocerán como el período del "no hay", hace unos días conseguimos cuatro litros de leche descremada en Río Chico, estado Miranda. Sí, créanlo o no, en Río Chico, de todos los lugares del país. Gracias al perseverante e irresistible charm de mi amiga Iris y mi hermana, obtuvimos el preciado líquido lácteo.

Y es que ése el país que ahora tenemos. El de la búsqueda permanente de la leche, los huevos, el pollo, la carne... Y el barril de petróleo a más de 70 dólares. El país donde la gente se adapta a cada crisis con una asombrosa facilidad -y hasta generamos los más divertidos chistes al respecto. El país condenado a hundirse cada vez más en su propia apatía. En su dejar que alguien más resuelva. En el que muy pocos entienden lo que viene y menos hacen algo por evitarlo.

Para nuestros hijos es normal que el país esté dividido entre un bando y otro, que haya controles, que leamos y veamos en los noticiarios cómo el realismo mágico se apodera de la historia de este país y construye una novela cuyo final no podemos predecir, pero que sabemos que nadie está tratando lo suficientemente para ir cambiando el argumento a medida que se desarrolla esta trama funesta.

En fin, un país en el que la gente celebra cuando consigue leche. Y si es descremada... ¡es motivo de fiesta!

jueves, 11 de octubre de 2007

Mejor me cambio de carril







Compartir ideas y emociones personales con cualquiera que tenga el tiempo -y la curiosidad- de navegar por este divertido mundo de los blogs es algo que no creía que me iba a llamar nunca la atención hacer. No porque no me parezca que toda esta tecnología sea una extraordinaria manera de entrar en contacto con una dimensión desconocida de la psique humana, sino porque pareciera que hay que dedicarle tiempo al asunto, y eso era algo que hasta hace poco no sabía que tenía.

Y es que como buena chica capitalina, profesional, madre, gerente de mi casa y todo lo demás que se asocia a la mujer de este milenio, el tiempo para expresar las emociones, las ideas, y por qué no, las dudas e incertidumbres que nos acosan, se limita a media hora de conversa con los panas a la semana y quizá algo más con la pareja del momento, pero sin llegar a grandes profundidades filosóficas, porque al final del día ellos también quieren aprovechar su media horita para echar sus propios cuentos.

Por eso he decido hacer una pausa en mi vida. Sí, una pausa personal y profesional. En realidad es como un respirito. Como sentarme a evaluar dónde estoy, en qué carro voy y si no valdría la pena cambiarme, por lo menos, de carretera. No es que estoy buscando una transformación cuántica de lo que soy y lo que he hecho hasta ahora en mi vida, pues puedo decir con convicción que: "so far, so good". Pero llámalo reflexiones al pisar los cuarenta o búsqueda de la felicidad integral, creo que todas las mujeres tenemos que tomarnos un tiempito para nosotras de vez en cuando.

Y es así como empiezo este blog. Aparentemente es más económico y directo que una psicoterapia (aunque seguramente ésa tampoco me haría daño...). No tiene ningún eje conductual en particular. Sólo un sitio para conversar sobre la cotideanidad de la mujer profesional caraqueña, sus sueños, aspiraciones y cualquier otra cosa que se me ocurra que pueda abrir un camino en esa búsqueda del no se qué en que ando.

Bienvenido amigo lector, amiga lectora. Acompáñame en este andar. A lo mejor y juntos descubrimos cosas interesantes o por lo menos entretenidas.

WM