domingo, 3 de agosto de 2008

Del cariñito al sexo pleno

Esta semana, en la tertulia mensual del Centro de Estudios del Bienestar, tuvimos de facilitador al Dr. Miguel Sira, reconocido médico sexólogo. En un ambiente de relajación y camaradería, un grupo de hombres y mujeres nos atrevimos a hablar abiertamente sobre "¿qué hacemos para complacer a nuestras parejas y qué hacemos para complacernos a nosotros mismos en una relación sexual?"

Digo que nos atrevimos, porque Miguel es muy hábil y nos fue llevando, entre broma y broma, a tocar un tema que en realidad resultó ser bastante profundo. Y es que el problema no radicaba en hablar de nuestra sexualidad -o de la concepción que tenemos del sexo y su disfrute. Lo difícil se puso cuando nos planteó una serie de preguntas que creo que pocos nos habíamos hecho alguna vez.

Una de las conclusiones que llegamos es que, en la mayoría de los casos, concebimos que parte importante del sexo es que nuestra pareja disfrute, y nos olvidamos de que los que tenemos que disfrutar primero somos nosotros. Importante: uno solito es responsable de su propio orgasmo. No se le puede dejar esa responsabilidad al otro.

Otra de las cosas que quedó en evidencia es que hombres y mujeres tenemos diferentes visiones sobre el sexo y poca información sobre las expectativas reales de cada quien para llegar a entenderlas y poder hacer algo al respecto.

Finalmente, lo que creo que todas las mujeres sabemos pero que a los hombres se les pasa por alto: el buen sexo comienza con un buen beso. Sigue con muchos besitos más, acompañados de caricias sensuales y sexuales. Y sólo entonces es que se pasa a todo lo demás. Tú sabes. A eso que en realidad es el único objetivo de la mayoría de los hombres. Ah, pero para que la cosa sea realmente increíble, los besitos deben continuar a lo largo de toda la película. De principio a fin. ¡No se olviden!

The right time

Dicen que el tiempo de Dios es perfecto y últimamente estoy convencida de que es realmente así. Y es que cada vez más frecuentemente confirmo que las cosas pasan cuando tienen que pasar. Ni antes, ni después. El truco, me he dado cuenta, está en entender precisamente que en realidad vivimos en el único momento, que es el presente.

Como dice Eckart Tolle, autor de "El poder del ahora", el ser humano tiene una obsesión de vivir atrapado entre la memoria del pasado y la anticipación del futuro, lo cual crea una negativa a reconocer y honrar el presente y a permitir que éste "sea". Una vez que uno se desliga de esa permanente lucha entre el pasado y el futuro, uno comienza a disfrutar el presente, el ahora.

Así que estoy disfrutando mi ahora, que viene lleno de experiencias y sensaciones nuevas, que soy capaz de vivir sin contextualizarlo en mi pasado ni proyectarlo en un futuro que no existe. Todos los días son hoy. Hoy es el día más importante de mi vida. Hoy voy a vivir a plenitud. Hoy voy a disfrutar ser feliz. Porque hoy es el momento perfecto.

miércoles, 4 de junio de 2008

La ociosidad como nexo social

Estoy comenzando a evaluar las potencialidades adictivas del Facebook. Por más de que trato de evitarlo, por alguna desconocida razón no me puedo ir a la cama sin haber dado un paseo por mi Facebook. Es una mezcla de curiosidad y pura ociosidad que tiene la habilidad de sacarme más de una sonrisa cada día.

Y es que esta comunidad virtual me ha acercado a muchos afectos que la vida me había separado y es una experiencia maravillosa poder reencontrar a tanta gente que ha compartido tantos momentos con uno a lo largo de la vida. Para empezar, he descubierto que parte de la razón por la cual le había perdido la pista a muchos es porque simplemente están fuera del país hace tiempo. También, debo reconocer, es que esta vida agitada que uno lleva le va arrebatando la capacidad de mantener el contacto con quienes sí viven todavía en la misma ciudad. En fin, hasta la familia se reune en torno al "feisbuk".

Me he reencontrado con ex-compañeros de trabajo, familiares en el extranjero, y sí, hasta con las compañeras de primaria que me remontan a aquellos días en los que definitivamente eramos felices y no lo sabíamos.

Amo la tecnología. Amo ver que el mundo es verdaderamente un pañuelo. Amo saber que las amistades sobreviven las distancias y los años. Amo el poder disfrutar deliciosos momentos de vagancia sin culpa. Amo mi Facebook.

lunes, 12 de mayo de 2008

Rey del Blues

Tiene 82 años. Camina pausadamente y debe sentarse durante cada show. Pero cuando canta con esa inconfundible gruesa voz salida de lo más profundo de Mississippi y hace vibrar las cuerdas de su eterna compañera "Lucille", uno no puede evitar estremecerse y decir, "Oh, yeah, éste es el único e indiscutible Rey del Blues".

Tuve el privilegio de ver al gran BB King en concierto el fin de semana pasado en Miami junto con mi hija quinceañera. No sé si estaba más emocionada por ver a una extraordinaria leyenda actuar en vivo o por ver a mi hija gritando de emoción, totalmente embebida en una música que no tiene nada que ver con su generación, pero que tiene la capacidad de moverle igualmente las fibras más sensibles de la sonoridad.

Fue un concierto fabuloso. Es un artista único. Entregado a su público. Sencillo. Con un delicioso sentido del humor. Pero sobre todo, es un gran músico. Lleno de vitalidad y expresividad. Una velada como pocas. Una suerte haberlo visto. Un recuerdo maravilloso para mí y mi hija que perdurará mucho tiempo.

sábado, 12 de abril de 2008

Orgullo nacional

Reconozco que soy seguidora de los venezolanos que trascienden nuestras fronteras. Bien sea en los deportes, la ciencia, la música, me encanta ver cómo gente parida por esta tierra pasa a ser referencia mundial.

Es así como me encanta ver cómo nuestros beisbolistas consiguen jugosos contratos en las mayores, cómo nuestros médicos pasan a ocupar importantes cargos en los grandes hospitales del mundo (aunque, por supuesto, lamento que sea talento que perdemos nosotros...), cómo nuestros artistas plásticos son exhibidos en museos de la mayor talla, cómo nuestros músicos cosechan grammies y nuestros actores comienzan a ser tomados en cuenta por Hollywood.

Pero si hay alguien que resume todas las emociones que me producen esos éxitos es Gustavo Dudamel. La suya es una historia de cuentos de hadas. Un talentosísimo joven que emerge del sistema nacional de orquestas juveniles -esa maravillosa obra del Maestro Abreu- y llega nada más a convertirse el próximo año en director titular de la Sinfónica de Los Ángeles. ¡Qué orgullo para los guaros! ¡Qué orgullo para todos los venezolanos!

Esta semana tuve oportunidad de volverlo a ver conducir la Orquesta Sinfónica de la Juventud Simón Bolívar en el Teatro Teresa Carreño y nuevamente me conmovió su energía, su entrega, su sencillez, su brillantez. ¡Ah, Barquisimeto, qué don tiene tu tierra para germinar tanto talento musical!

Dudamel es el ejemplo de los venezolanos que queremos formar: apasionados, emprendedores, disciplinados, visionarios, pero por sobre todo, con un profundo arraigo por su tierra, sus valores y su cultura. ¡Gracias, Maestro Abreu!